Un terrible fantasma recorre Chile, es el fantasma de los politiqueros que han dominado Chile por décadas. Hediondos se levantan desde su tumba, como en The Walking Dead y van babeando a ocupar los espacios en las comunicaciones. Saben que el poder no está en La Moneda, no está en el parlamento. El poder está en los grandes medios de comunicación, y que son dominados por unos pocos oligarcas.
Por Jorge del Carmen Ripper
La añeja elite política busca con desesperación reconstituirse. Se postulan a sí mismos, hacen cartas colectivas, presionan y buscan ocupar el espacio público, que son la televisión, los diarios y las redes sociales, donde tiene ventajas comparativas.
Allí, un largo listado de chapuceros, los mismos de siempre, establecen su propia guerra cultural.
Los ciudadanos no se dan cuenta, o se han demorado en tomar nota, pero las grandes compañías controlan el pensamiento de lo que la gente dice. Esto no tiene parangón en la historia de la humanidad. La gente cree que tiene la libertad de expresarse libremente en las redes sociales, pero es una ilusión.
A la larga las ideas que predominan son las ideas de la oligarquía. Los que se creen biempensantes. O sus tecnócratas que, sin contacto real con el pueblo, aparecen todos los días opinando en la tele. Se arrogan el derecho a interpretar a las amplias masas, a decidir qué es lo correcto o incorrecto. Realmente, son los únicos que hablan. Tienen las opiniones “correctas”. El poder que tienen es un poder mayúsculo, nunca visto en la historia.
Obvio que le temen a que en el debate público participen nuevos rostros, referencias de la diversidad nacional. Por eso es que predominan las visiones sesgadas, en las que las visiones alternativas quedan siempre mal. Se trata de representar sesgadamente a los que no opinan como ellos, los que han dominado el debate público por décadas. Presentan las cosas desde su punto de vista.
El mercado de las ideas es absolutamente controlado. Es monopólico, no hay donde emigrar. No hay periódicos o canales de televisión alternativos.
No permiten el debate de ideas.
E intentan suprimir el real debate de ideas. Ejercen la censura de opiniones.
En el fondo el tema central es el acceso a los medios de comunicación.
Esto es grave y esto es frustrante y descorazonador. No es democrático.
Y está produciendo un descontrolado desánimo y la locura en amplias mayorías.
Es aterrador.
Aunque muy pocos se han detenido a pensar las consecuencias de esto, la lucha final será la lucha sobre la libertad de expresión y no se dará en “las grandes alamedas”, se dará en los grandes medios de comunicación.
Muchos de los que están sinceramente por reales cambios, y de los independientes que postulan a cargos de constituyentes, no siempre se dan cuenta de esto, y a veces siguen actuando como si las cosas fueran normales. ¿Cómo se darán a conocer si los medios de comunicación están vedados, monopolizados por la oligarquía? Las visiones alternativas no siempre se dan cuenta que el debate principal de los próximos meses es el debate sobre el acceso a la libertad de expresión de las amplias mayorías del pueblo que quieren cambios reales.
Cada vez más en nuestro tiempo unos pocos, realmente pocos deciden qué es lo nosotros debemos pensar, lo que deber ser dicho y la forma en que debe ser dicho. Incluyen también las opiniones sobre los hechos históricos como la dictadura militar o las décadas de la Concertación.
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