La mejor literatura sueca. El Carretero de la Muerte de Selma Lagerlöf. Traducción de Omar Pérez Santiago
Escalofrío
Omar Pérez Santiago.
“Es mejor que leas esta historia a la luz del día porque es terrible. Puede que no puedas soportarlo.”
Selma Lagerlöf
La primera vez que leí El Carretero de la Muerte me dio un raro escalofrío. Una ola de hielo recorrió mi cuerpo. El Carretero de la Muerte se pasea por las oscuras y heladas tierras nórdicas. Recoge a personas jóvenes que mueren de forma trágica. Es una espeluznante novela de fantasmas y de la temible presencia de la Muerte y que hace visible un retorno a realidades pasadas o desplazadas.
La lectura de El Carretero de la Muerte me dio, a la vez, angustia, esa congoja sincera que surge cuando se percibe el mundo como realmente es. La vida parece estar compuesta de momentos, emociones frágiles y fugaces, raros atisbos de algo a lo que no podemos aferrarnos. Es decir, una profunda soledad.
El Carretero de la Muerte pasó un año recogiendo muertos. De esa ingrata tarea aprendió algo esencial y terrible. No es tan triste recoger a un viejo fallecido, alguien que ya hizo su vida. Lo realmente triste y dramático es ir a buscar a los jóvenes que fallecen por la epidemia. Eso sí es triste, enseña el Carretero de la Muerte. Segar la semilla nueva.
Oh, qué frágil es la vida, qué elusiva, que fragmentaria.
Efectivamente, no hay mayor tragedia que el sufrimiento de un padre o una madre que ha perdido un hijo o una hija.
La sensación de fragilidad que hay soportar.
La inquietud de padre y de madre es angustiante.
El dolor por la muerte de un joven es inconmensurable. Eso es actual.
La lúgubre novela de la poderosa escritora sueca Selma Lagerlöf, la primera mujer en recibir el premio Nobel, se mueve en la arena gótico-melodramática de la pesadilla, una ópera de emociones en un viaje que disuelve el tiempo y el espacio.
Pocos escritores se le igualan a Selma Lagerlof en su expresión de los más oscuros sentimientos humanos. Por eso, quizás, los recursos literarios góticos o surreales de la novela El Carretero de la Muerte están de moda entre las nuevas generaciones. Hay un aire de Edgar Allan Poe, un aire de La caída de la casa Usher.
La obra se publicó en 1912, cuando la sueca Selma Lagerlöf tenía 54 años y era una consagrada estrella literaria. Había recibido el Premio Nobel en 1909. Sus libros eran súper ventas y ella era una mujer reconocida y amada en todo el mundo. Se publicaron y se vendieron rápidamente 30 mil ejemplares.
El Carretero de la Muerte es una obra moralista y melodramática, que se sustenta en la fuerza narrativa de la tradición.
Una feroz y sórdida leyenda cuenta que aquel que muere el último minuto de la víspera del año nuevo debe convertirse en el Carretero de la Muerte. Durante todo el nuevo año tiene la horrible tarea de conducir la carreta que recoge a los muertos.
Los personajes viven en la frontera de la vida y la muerte.
Sor Edit es una joven señorita del Ejército de Salvación, una institución religiosa que sostenía albergues o refugios para gente pobre. A comienzos del siglo XX había miles de suecos que vivían en barrios donde pasaban hambre. Vivían una vida dura e insalubre con el riesgo de morir por tuberculosis, la principal causa de muerte en Suecia, una úlcera al pulmón que consume el cuerpo, caprichosa e intratable. La desnutrición, enfermedades crónicas y precarias condiciones de vida aumentaban el riesgo de infección. La tuberculosis es una enfermedad de la pobreza.
Durante esa época, más de un millón de suecos, el 25 por ciento de su población de entonces, huyó del hambre y la pobreza emigrando principalmente a los Estados Unidos.
Selma Lagerlöf había vivido de cerca el drama de la tuberculosis. Su hermana Anna murió joven de 22 años de la enfermedad en 1879.
El Carretero de la Muerte empieza así:
La joven Sor Edit está en el lecho de muerte, acompañada de su madre doliente en la víspera del Año Nuevo. Está enferma de tuberculosis, la epidemia contagiosa.
Sor Edit ha intentado redimir a David Holm, un señor bueno para el trago y el copete, un vitalista machista, un hombre cruel. Ella llama a David Holm.
Lagerlöf quizá se inspiró en el avaro y egoísta de Ebenezer Scrooge, protagonista de Canción de Navidad de Charles Dickens.
Edit lo ama y tiene la ilusión de convertirlo a sus condiciones morales. Aunque quizá también lo hace por un amor incontrolable, desesperado, celoso. Vaya uno a saber. Como una rama de un árbol que ofrece un cobijo a un pájaro errante.
La leyenda del Carretero de la Muerte dice que la persona que muere en el último segundo del 31 de diciembre se encargará de recoger las almas de los fallecidos durante el año.
David Holm de 30 años, un alcohólico mísero, está bebiendo con dos socios de jarana en el cementerio de la Iglesia, esperando que suenen las doce del Año Nuevo.
Hace 80 años, la chilena Gabriela Mistral recibió el premio Nobel en 1945. Entonces, cuando llegó a Suecia emotivamente afirmó a los periodistas:
“Le debo esta visita a Selma Lagerlöf porque la lectura de sus libros me ha proporcionado muchas horas de feliz inspiración”.
Con sus amigas suecas Elin Wägner, Eva Andén y Lisa Ekedahl, fue a visitar la casa de Selma Lagerlöf en Mårbacka.
Entonces llegó a la tumba de Selma Lagerlöf, profesora como ella, y que había fallecido en 1940.
Allí Gabriela Mistral le dedicó un poema donde la llama “Matriarca”:
No te faltaremos, matriarca,
aunque la noche se nos cierre.
No fallaremos para que no caiga
tu escritura caliente en la nieve.
Solo si él cae y se pierde
tú tendrás muerte verídica;
y solo si se disuelve
nos disolvemos nosotras.
Ahora es un irnos sin dejarte,
sin volver el rostro ni alejar los pasos,
y sin desgranar adioses.
Regresaremos si somos dignas,
si cumplimos con rebosadura
Si te fallásemos, matriarca,
no volveremos hacia tu piedra
y no cruzaremos la guardia
que hace tu bosque de abetos.
La primera versión en español de El Carretero de la Muerte la realizó el prolífico traductor de oficio, el español Rafael Cansinos Assens. Lo hizo desde el francés y se publicó el año 1922 en España.
Durante los años 80 viví mi exilio en Suecia, un hermoso país donde el respeto por los demás los hacía felices. Al inicio viví momentos extraños. Aprender que los suecos son profundamente estacionales. Disfrutan el frío y la oscuridad. Tienen una exclusiva palabra para eso: “mysig”. Es la comodidad, calidez y bienestar de un ambiente interior acogedor. Pero también los suecos son especialista en aprovechar los cortos días de verano. Al comienzo fue difícil para mí aceptar el luteranismo práctico de los suecos. Luego, una corriente de simpatía, tuve amigos, aprendí el idioma y fui de algún modo, un inmigrante parte de una tribu literaria.
Mi traducción de El Carretero de la Muerte es, por tanto, directa del sueco. Es, a la vez, contemporánea. Intenta hacer visible un retorno vivo a realidades que se suponían pasadas y desplazadas. Recuperar una tradición.
Ahora, aquí, ya. Yo. Tú.
Como todos sabemos, en los años 80 surgió el posmodernismo, una narrativa irónica, distante de la realidad, y que era una forma de desengaño o distancia de los grandes relatos dominantes entonces y que estaban en cuestión. Volvía a ponerse de moda el pasado literario de la brevedad, el fragmento, lo irónico, lo elusivo. Eso era antiguo. Ya Calímaco de Cirene, en el siglo IV a.c., amaba el fragmento, la brevedad, la ironía.
También sabemos que ahora todo eso, y las formas de narrar del posmodernismo, entraron en crisis.
Y estamos viviendo una nueva sensibilidad.
Una época de decepción estratégica.
La epidemia del Covid y las grandes migraciones son fenómenos muy duros de un nuevo paisaje socio cultural. En Chile murieron casi 60 mil personas de Covid, según cifras oficiales. Casi 8 millones salieron de Venezuela al exilio, según cifras de la agencia para refugiados, ACNUR.
Vivimos un conflicto frontal entre los grandes multimillonarios y los Estados. Los Estados son manipulados por corporaciones transnacionales globales. Toda la estructura política del mundo es socavada por los multimillonarios sin patria. A los multimillonarios sólo les interesa la ganancia.
Estamos en retirada estratégica, un fenómeno cultural emergente pero ampliamente estudiado como actitud consciente y proactiva de repliegue.
Somos más volubles, reevaluamos prioridades, confiamos menos en las elites y más en nuestro pequeño entorno, desearíamos ser más inclusivos, más contemplativos y no dudamos en usar la tecnología con eficacia, pero medida.
Es obvio que todo eso influye en la temática de la nueva narrativa, la nueva narrativa de la decepción.
Técnicamente, Selma Lagerlöf usa el pretérito pluscuamperfecto, como una forma de darle a la narración una nube de irrealidad de las antiguas leyendas populares. Yo uso en la traducción el pretérito simple en el sentido de darle más velocidad.
También en los doce capítulos de su novela, Selma Lagerlöf, para dar tensión, retrasa el nombrar a los personajes involucrados en las anécdotas, obligando al lector a estar atento a la descripción de los actuantes. Los lectores actuales estamos acostumbrados al cine y las series de televisión. La visualidad es directa. Sabemos de inmediato que la protagonista de una serie es una monja, por sus hábitos.
El genio sueco de Víctor Sjöström, basado en la novela, dirigió una película en 1921, un film de cine mudo que es un exquisito plato gourmet para los cinéfilos.
También hay una versión en francés del año 1939, La charrette fantôme, de uno de los grandes del cine francés, Julien Duvivier, con un realismo crudo y una fantasía insólita.
Sé que a muchos jóvenes lectores les dará el mismo escalofrío que me dio a mí, cuando yo leí El Carretero de la Muerte en mi juventud. Recuerdo que fue una edición que publicó la editorial Quimantú en el año 1972, en una tirada de 30 mil ejemplares, para lectura popular, con la fe de que el arte traía sangre nueva que podría mejorar a los chilenos. Fue el surgimiento de un nuevo marco mental que quedó en mi estructura profunda o en mi inconsciente emotivo. La portada era de Pedro Parra S, una calavera en una rueda de carreta.
Omar Pérez Santiago, 1953.
Omar Pérez Santiago es considerado un gran traductor de literatura sueca por varias razones, que se entrelazan con su trayectoria vital y su profundo conocimiento de la cultura sueca:

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Dominio del idioma y la cultura sueca: Omar Pérez Santiago vivió en Suecia durante toda la década de los años ochenta, exiliado durante la dictadura chilena. Durante este periodo, no solo aprendió el sueco, sino que se sumergió en la vida cultural y literaria del país. Esta inmersión le permitió adquirir un conocimiento profundo del idioma, sus matices, coloquialismos y la sensibilidad cultural que subyace a la literatura. Él mismo ha mencionado que el aprender sueco le dio una mayor claridad sobre la estructura del lenguaje y lo «alejó algo del barroco latinoamericano, de las eternas frases subordinadas».
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Traducciones de autores clave: Ha traducido al español a algunos de los autores suecos más importantes, lo que ha permitido que el público hispanohablante acceda a obras fundamentales. Entre ellos se destacan:
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Tomas Tranströmer: Premio Nobel de Literatura 2011. Pérez Santiago tradujo su obra «Introducción para inquietos», que fue el primer libro sobre Tranströmer publicado en español.
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Karin Boye: Considerada la poeta sueca más importante. Pérez Santiago ha traducido su «Poesía Completa» y «Nubes».
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- Poetas jóvenes suecos: Ha dado a conocer a nuevas voces a través de la antología «La pandilla de Malmö: poesía joven de Suecia».
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Selma Lagerlöf: Primera mujer en recibir el Premio Nobel de Literatura, con su novela «El Carretero de la Muerte» («Körkarlen»), una traducción importante por la relevancia de la autora y la obra.
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Michael Strunge (danés): Aunque danés, su trabajo se relaciona con la poesía nórdica y ha sido traducido por Pérez Santiago.
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Comprensión de la traducción como un «oficio práctico»: Omar Pérez Santiago ha reflexionado sobre el proceso de traducción, destacando cuatro momentos clave:
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Entender el texto: Saber qué dice, sin autoengaños.
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Descubrir el fondo del texto: Iluminar las palabras oscuras para llegar a la esencia.
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Encontrar el estilo, ritmo, rima y marcos estéticos: La tarea más rica, que implica asimilar la musicalidad y las tendencias literarias del original.
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Leer en voz alta: Para encontrar la prosodia y asegurar un ritmo agradable al oído, devolviendo un lenguaje vivo.
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Rol de gestor cultural y difusor: Además de su labor como traductor, Omar Pérez Santiago ha sido un activo gestor cultural, fundando la editorial Aura Latina en Suecia y promoviendo el intercambio cultural entre Chile y Suecia. Esto demuestra un compromiso más allá de la mera traducción, buscando tender puentes entre las culturas y dar a conocer la literatura sueca en el ámbito hispanohablante.