Perú implementó medidas estrictas para controlar la pesca ilegal en sus aguas, logrando reducir la presencia de la flota china. Sin embargo, los buques de alta mar encontraron refugio en puertos chilenos, reconfigurando la dinámica de la lucha contra la explotación descontrolada de los recursos marinos en la región.
09 de junio de 2025. publicado en biobiochile.cl
En los últimos años, Perú enfrentó una creciente amenaza en sus aguas jurisdiccionales: la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) llevada a cabo por la flota pesquera china. Este desafío obligó al país a tomar medidas drásticas para proteger sus recursos marinos, especialmente el calamar gigante, una de sus principales pesquerías. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la flota china, en lugar de cesar sus actividades, volteó a mirar hacia los puertos de Chile.
El gobierno peruano, consciente de los daños ecológicos y económicos que representa la pesca INDNR, instauró una serie de medidas para restringir la entrada de embarcaciones extranjeras en sus aguas. A finales de 2024, el Ministerio de la Producción emitió un decreto de emergencia que incluía la implementación del Sistema de Seguimiento Satelital (SISESAT), exigiendo que todas las embarcaciones extranjeras contaran con dispositivos satelitales activados y autorizados. Esta medida fue clave para reducir significativamente la presencia de buques pesqueros chinos en la zona económica exclusiva del país.
Según Alfonso Miranda, presidente del Comité para el Manejo Sostenible del Calamar Volador Jumbo del Pacífico Sur (CALAMASUR), la implementación de esta normativa fue un punto de inflexión. “Desde la entrada en vigencia del decreto, la presencia de buques chinos en Perú se ha reducido al mínimo”, dijo.
No obstante, las restricciones impuestas por Perú no fueron suficientes para detener la actividad pesquera de la flota china, que rápidamente encontró alternativas en el vecino país de Chile. De acuerdo a información de Global Fishing Watch, tras la entrada en vigor de la norma peruana, se registraron posteriormente 12 arribos de buques calamareros chinos a los puertos chilenos de Iquique, Valparaíso y Talcahuano para recibir los servicios portuarios que antes brindaba Perú.
La flota china y su impacto
La flota china, conocida por sus prácticas pesqueras agresivas y el agotamiento de los recursos marinos, se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los países latinoamericanos. A finales de 2024, la flota pesquera de alta mar de China operaba con cerca de 17.000 embarcaciones, de las cuales entre 400 y 600 se desplazaban anualmente cerca de las zonas económicas exclusivas de Perú, Chile, Ecuador, Argentina y Uruguay.
Esta actividad, en la que se captura ilegalmente calamar gigante y otras especies, representa una grave amenaza tanto para la economía local como para la sostenibilidad de los ecosistemas marinos, advierten expertos.
El impacto de la flota china en la economía pesquera peruana es evidente. Para la Sociedad Nacional de Pesca Artesanal del Perú (SONAPESCAL), la pesca INDNR de embarcaciones chinas ha causado pérdidas económicas significativas, afectando a más de 20.000 pescadores y sus familias. En gran medida, estas flotas se centran en la captura de calamar gigante, pero también han sido responsables de la captura ilegal de tiburones, incluidos aquellos en peligro de extinción como el tiburón martillo. En abril de 2025, la Policía Nacional de Ecuador incautó unas 15 toneladas de aletas de tiburón, que estaban destinadas al mercado chino.
Uso legítimo de la fuerza
Frente a este panorama, Perú decidió intensificar su respuesta ante la flota china, otorgando a las Fuerzas Armadas peruanas el “uso legítimo de la fuerza” para enfrentar la pesca ilegal. Esta decisión fue el resultado de lo que la Fundación Andrés Bello, centro latinoamericano de investigación sobre China, denominó el “peor año para la industria pesquera” en Perú. La caída de las exportaciones y la pérdida de control sobre sus recursos pesqueros impulsaron al gobierno a actuar con determinación.
“El objetivo es combatir, por ejemplo, problemas como la pesca ilegal, y promover la detección de embarcaciones extranjeras en el mar peruano que no cuenten con la autorización correspondiente”, señaló la congresista peruana Adriana Tudela Gutiérrez.
El nuevo reglamento, promulgado a fines de 2024, también estableció un sistema de rastreo satelital para los buques pesqueros extranjeros, lo que obligó a todas las embarcaciones con operaciones en aguas peruanas a estar equipadas con dispositivos de seguimiento. Esta medida se complementó con la compra de lanchas patrulleras por parte del gobierno peruano, destinadas a fortalecer la seguridad marítima y mejorar la vigilancia de las embarcaciones en alta mar.
La respuesta de Chile
Sin embargo, el impacto de estas restricciones no se limitó solo a las aguas peruanas. La flota china, en lugar de detener sus actividades, se desplazó hacia puertos de países como Chile, lo que ya genera preocupación en la región. La Armada de Chile, consciente de la amenaza que representan estos buques pesqueros, desplegó personal para monitorear y controlar su tránsito por el Estrecho de Magallanes. En este contexto, las autoridades de ese país también tomaron medidas para gestionar la entrada de estos barcos y asegurar que sus actividades no afecten las pesquerías locales.
En el ámbito internacional, la flota pesquera china ha sido objeto de diversas críticas. Su adhesión al Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto (AMERP) de la FAO, si bien celebrada por algunos como un avance, ha sido considerada por otros como una estrategia de imagen.
“La flota pesquera de alta mar de China tiene cerca de 17.000 embarcaciones, unas 600 de las cuales operan durante todo el año en América Latina, agotando las reservas de peces y devastando los ecosistemas mediante sus prácticas pesqueras abusivas e ilegales”, declaró la Organización de Investigación en el Desarrollo (ODI).
China en la Amazonía
China es señalada como el mayor infractor mundial de pesca ilegal. Aunque el país se ha comprometido a combatir esta práctica, los mismos expertos aseguran que sus acciones en la región “demuestran lo contrario”. En la Amazonía, las embarcaciones chinas han sido reportadas realizando pesca de arrastre y extrayendo agua dulce de los ríos amazónicos para su venta en el extranjero.
Los daños a los pescadores locales y al ecosistema marino de la región son considerables, y el gobierno de Brasil también ha intensificado sus esfuerzos para contrarrestar la pesca ilegal en la región amazónica.
La situación sigue siendo delicada y desafiante para los países de América Latina. A pesar de los avances de Perú en la lucha contra la pesca ilegal china, la flota pesquera sigue operando en las aguas del continente, desplazándose de un puerto a otro, buscando siempre nuevas formas de evadir las medidas implementadas. Mientras tanto, los esfuerzos internacionales por frenar esta actividad continúan, pero el camino hacia una solución sostenible sigue siendo incierto.
La pesca de pota
El nuevo reglamento de pesca de pota (calamar gigante) de Perú, promulgado en marzo de 2025, busca garantizar la sostenibilidad del recurso y mejorar la competitividad de la flota peruana frente a la flota extranjera.
A través de la implementación de medidas de monitoreo y trazabilidad, Perú destaca en la gestión sostenible de sus recursos marinos, aunque la amenaza de la pesca ilegal persiste. Como señaló el especialista Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana: “Este reglamento representa un avance significativo hacia un manejo pesquero más sostenible”.
En definitiva, la lucha contra la pesca ilegal china es un desafío continuo para Perú y para toda América Latina, inclusive para Chile. A pesar de los esfuerzos enérgicos del país andino, la flota china sigue operando en la región, obligando a los países a buscar nuevas estrategias para proteger sus recursos y garantizar la sostenibilidad de sus pesquerías.