09 - junio - 2025

La FAO enfrenta críticas por promover acuicultura industrial intensiva 

En el marco de la 13ª Sesión del Subcomité de Acuicultura de la FAO, trece organizaciones internacionales de la sociedad civil y de la pesca artesanal firmaron una declaración conjunta que advierte sobre los graves impactos ambientales, sociales y éticos de la acuicultura industrial en sistemas de engorda.

Según los firmantes, este modelo de producción –impulsado por la propia FAO– contamina ecosistemas costeros, desplaza a comunidades pesqueras tradicionales y vulnera el bienestar animal, al tiempo que consume enormes cantidades de peces silvestres para alimentar especies cultivadas como salmones, camarones y lubinas.

Entre las organizaciones firmantes se encuentran la Confederación Africana de Organizaciones de Pesca Artesanal (CAOPA), la Agrupación Defendamos Patagonia, Compassion in World Farming, el Eurogroup for Animals y la plataforma Low Impact Fishers of Europe. También adhieren Salmon Free Falklands, Seas at Risk y representantes de pescadores artesanales de Mauritania, Guinea Bissau, Argentina y Europa, quienes piden a la FAO un cambio de enfoque hacia una acuicultura de bajo impacto, socialmente justa y centrada en el bienestar animal y los ecosistemas.


“La FAO y sus miembros deben abordar los efectos destructivos de la acuicultura industrial en sistemas de engorda”

DECLARACIÓN CONJUNTA
09 de junio de 2025
Fuente: caopa.org/

Organizaciones de la sociedad civil y de la pesca en pequeña escala firman una declaración conjunta durante la 13ª Sesión del Subcomité de Acuicultura de la FAO, un foro de consulta y discusión que asesora al Comité de Pesca (COFI) en cuestiones técnicas y políticas relacionadas con la acuicultura.

Los firmantes de esta declaración llaman a los miembros de la FAO a abordar los efectos destructivos de la acuicultura industrial en sistemas de engorda.

La FAO presenta la acuicultura como un sistema de producción capaz de mitigar el descenso de las capturas de peces silvestres, mientras continúa alimentando a la creciente población mundial. Sin embargo, el término “acuicultura” abarca distintos modelos de producción, con diversos costos y beneficios sociales y ambientales. Algunos sistemas pueden ser relativamente benignos para el medio ambiente cuando se practican a una escala adecuada, como la piscicultura familiar o comunitaria de pequeña escala y no intensiva, o el cultivo extensivo de algas, mejillones, almejas y ostras. Otros, especialmente la acuicultura industrial intensiva en sistemas de engorda, tienen impactos ambientales y sociales adversos significativos en los ecosistemas costeros y en las comunidades que dependen de ellos para su sustento en todo el mundo.


Impactos sociales, ambientales y de bienestar animal

En todo el mundo, el modelo industrial de acuicultura en sistemas de engorda está desplazando a las pesquerías costeras de pequeña escala, compitiendo por espacio en tierra y en aguas tradicionalmente utilizadas para el transporte marítimo y la pesca, amenazando su supervivencia a través de la apropiación y privatización de bienes comunes costeros, así como por la degradación ambiental y la contaminación derivada de los residuos de las granjas.

Los impactos ambientales de este modelo de producción incluyen la eutrofización, que provoca un aumento de floraciones algales nocivas (como las mareas rojas); efectos negativos sobre praderas de pastos marinos y otros hábitats esenciales por la acumulación de materia orgánica alrededor de las granjas; escapes masivos de peces al medio natural y muertes de peces, así como el uso de químicos dañinos (pesticidas, carcinógenos y antibióticos), que contaminan el agua, crean zonas muertas en los fondos marinos bajo las granjas y representan un riesgo para la salud humana.

La acuicultura intensiva también puede perjudicar el bienestar animal debido a la falta de regulaciones que garanticen buenas prácticas durante el transporte, cría y sacrificio. Los peces, como animales, son reconocidos como seres sintientes y están protegidos por diversas convenciones, incluyendo el borrador del UNCAHP y el Artículo 13 del Tratado de Funcionamiento de la UE. Sin embargo, más de 133 mil millones de peces de cultivo sufren enormemente en las granjas y son sacrificados mediante métodos inhumanos cada año.

La cría de nuevas especies carnívoras sintientes, como cefalópodos o atunes de aleta azul, que probablemente no cumplirán con estándares adecuados de bienestar, y cuyos sistemas de cultivo son perjudiciales para el medio ambiente, los medios de vida locales y la biodiversidad, es especialmente preocupante.


¿Engordar peces de cultivo con peces silvestres?

Además, si se espera que la acuicultura mitigue la disminución de las capturas de peces silvestres y alimente a la creciente población mundial, el modelo intensivo de engorda es contradictorio. Especies cultivadas como el salmón, la lubina, el camarón y las gambas requieren grandes cantidades de harina y aceite de pescado provenientes de peces silvestres en su alimentación.

Esta situación afecta a comunidades pesqueras artesanales, particularmente en África Occidental, el Mar Báltico y muchas otras regiones, cuyos medios de vida y seguridad alimentaria están amenazados por la sobreexplotación de peces silvestres para producir alimentos para peces. La sobrepesca de pelágicos pequeños como la sardinela, sardinas y caballa para la producción de harina y aceite de pescado está poniendo en peligro el futuro de los hombres y mujeres que dependen de la pesca en pequeña escala en toda la cadena de valor.

La acuicultura industrial intensiva para el consumo en países más ricos está quitando peces y medios de vida a las comunidades locales, especialmente en países de bajos ingresos. La acuicultura en Europa y Asia obtiene particularmente su alimento para peces desde África Occidental: más de medio millón de toneladas de peces pelágicos, que podrían alimentar a más de 33 millones de personas en la región de África Occidental, son extraídos del océano y convertidos en harina y aceite para alimentar peces de cultivo y ganado.


Conclusión

La estrategia actual de la FAO en acuicultura no aborda los desafíos sociales y ambientales del sector y no define claramente qué constituye una acuicultura “sostenible”. Este apoyo indiscriminado a todas las formas de acuicultura no es coherente ni compatible con los objetivos políticos de la FAO de construir sistemas alimentarios sostenibles, productivos, resilientes y equitativos.

Instamos a la FAO y sus miembros a adoptar un enfoque coherente para la gobernanza de sistemas alimentarios “azules” sostenibles, que se alinee con un enfoque basado en el ecosistema, el bienestar animal y la equidad social. La FAO debe dejar de promover la producción masiva de productos del mar mediante acuicultura industrial en sistemas de engorda sin tener en cuenta el medio ambiente, las comunidades locales ni el bienestar animal, y debe colocar en el centro de su política alimentaria a la acuicultura de pequeña escala y bajo impacto, a los trabajadores pesqueros, productores, procesadores y comerciantes de pequeña escala.


Firmantes:

  • Confederación Africana de Organizaciones Profesionales de Pesca Artesanal (CAOPA)

  • Agrupación DEFENDAMOS PATAGONIA

  • Coalición por Acuerdos Justos de Pesca

  • Compassion in World Farming International

  • Eurogroup for Animals

  • Fair Oceans

  • Federación Libre de Pesca Artesanal – FLPA Mauritania

  • Foodrise EU (Feedback Europe)

  • Foro para la Conservación del Mar Patagónico y su Área de Influencia

  • Instituto de Conservación de Ballenas, Argentina

  • Pescadores de Bajo Impacto de Europa (Plataforma LIFE)

  • PLAGANEPA (Plataforma de Actores No Estatales en la Pesca Artesanal de Guinea Bissau)

  • Salmon Free Falklands

  • Seas at Risk

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