Desde la Región de Los Ríos, Carlos Leal, dirigente Mapuche y uno de los integrantes de la agrupación Río San Pedro Sin Salmoneras afirma que las pisciculturas amenazan el equilibrio natural y cultural: contamina el agua, pone en riesgo especies como el huillín en peligro de extinción y rompe el vínculo espiritual con el territorio, que comunidades mapuches han habitado antes de la creación del Estado.
Los Lagos, 11 de agosto de 2025. (radiodelmar.cl)– La comunidad mapuche Saturnino Leal Neiman, de la comuna de Los Lagos, Región de Los Ríos, es parte de las agrupaciones que se oponen a la construcción de una piscicultura salmonera que la empresa Salmones Antártica, de la transnacional japonesa Nipon Suissan Kaisha, intenta imponer en ese sector.
Hace unos días la agrupación “Rio San Pedro Sin Salmoneras” obtuvo vía Consejo de la Transparencia un documento del Consejo de Monumentos Nacionales que ordenó la paralización en parte de la construcción de esta infraestructura industrial por generar un “daño grave” al sitio paleontológico del sector.
Carlos Leal, presidente de esta comunidad indígena, contestó algunas preguntas para radiodelmar.cl y afirmó que la construcción solo está detenida en parte, pero las faenas continúan con la llegada de camiones de cemento y el movimiento de una grúa al interior del recinto.
Sobre estos temas de ocupación industrial y extractiva de los territorios y la defensa de la naturaleza por parte de las comunidades Mapuche, Carlos Leal se refiere a esta lucha que están dando entre diversas agrupaciones ciudadanas, indígenas y organizaciones ambientales.
- Desde las comunidades mapuche y su cosmovisión, ¿Cuál es la razón que tienen para oponerse a la instalación de esta piscicultura salmonera?
Desde la cosmovisión mapuche, la naturaleza no es un recurso para explotar, sino un conjunto de seres vivos con los que se establece una relación de respeto, reciprocidad y equilibrio. El río San Pedro es un espacio sagrado, una Ñuke Mapu viva, con newen propia, que permite la existencia de todo lo que habita su entorno.
El río y su valle es un espacio donde se recolecta el lawen (hierbas medicinales). Para algunos también los ríos es el lugar por donde viajan las almas al fallecer.
La instalación de una piscicultura representa una amenaza directa a ese equilibrio: contamina el agua, destruye el hábitat de especies nativas como el huillin (Lontra provocax), que además está en peligro de extinción, y rompe el vínculo espiritual y cultural con el territorio. Por eso, la oposición no es solo ambiental, sino también cultural, espiritual y existencial: se defiende la vida, el agua y la dignidad de las comunidades que hemos habitado esta tierra desde antes del Estado. Adicionalmente, la empresa Salmones Antártica obtuvo la resolución de calificación ambiental el año 2008, por tanto, no hubo consulta ni consideración alguna con nuestra comunidad.
- ¿Qué mensaje le darían al gobierno japonés y ciudadanos de donde provienen los capitales de la empresa Salmones Antártica, propiedad de la japonesa Nippon Suisan Kaisha?
A las autoridades y ciudadanos japoneses les pedimos que miren con responsabilidad y humanidad lo que sus inversiones están generando en nuestro territorio. Pedimos que se informen sobre los impactos sociales, ambientales y culturales que provoca la industria salmonera en los ríos y comunidades del sur de Chile. Les pedimos que no permitan que sus empresas destruyan lo que nosotros amamos y necesitamos para vivir: un río limpio, biodiverso y libre. Lo que aquí está en juego no es solo un ecosistema, sino también formas de vida que han existido por siglos. Si valoran la armonía con la naturaleza —como también lo enseña parte de su propia tradición cultural— entonces que sean coherentes, que no financien la destrucción en tierras ajenas.
- ¿Qué valor tiene para ustedes la investigación sobre sitios arqueológicos en la zona y la decisión del Consejo de Monumentos Nacionales que ordenó paralizar, en parte, las obras de la piscicultura?
Cada hallazgo arqueológico es una memoria viva que conecta el presente con el pasado, y que da cuenta de la profundidad cultural que tiene esta tierra. La decisión del Consejo de Monumentos Nacionales es un acto mínimo de justicia y protección del patrimonio común, no solo de los pueblos originarios, sino de toda la humanidad. Valoramos profundamente que se haya detenido parte de las obras, pero exigimos que no sea una medida temporal ni superficial. Pedimos que se respete integralmente la riqueza arqueológica, espiritual y ecológica del territorio, y que no se sacrifiquen estos valores por intereses económicos externos.
¿Qué es lo que están solicitando a ustedes ahora?
- La paralización total a la obra porque siguen trabajando, están llenando de hormigones, hay personas trabajando actualmente, todos los días llegan camiones con cemento. Hay una excavadora que trabaja dentro del recinto moviendo tierra. La obra no está paralizada al cien por ciento.*****FIN*****