Jorge Calvo: «Como un Marcel Proust, Rubén Aguilera va a la búsqueda de un tiempo perdido en paisajes desérticos y recuerda a la gente del norte en calles calcinadas por el sol»
Por Jorge Calvo, palabras en el encuentro sueco-chileno. Sociedad de Escritores de Chile, 28 de junio de 2025.
Rubén Aguilera es un escritor prolífico y de muy alta calidad. Ya antes, se inicio a la creación literaria con unos libros de poesía de excelente nivel, preocupado de la tensión interna del verso y proponiendo o procurando una búsqueda de belleza estética,
Allá por los años 80 del siglo pasado tuve ocasión de conocerlo en persona y ahora, en estas palabras puedo dar un testimonio directo de la seriedad y la tenacidad de su búsqueda creativa.
Después, hace pocos años atrás tuve oportunidad de presentar en este mismo espacio el primer volumen de esta tetralogía.
Sin duda estamos ante una obra que es un homenaje a la memoria, a lo vivido, al recuerdo de escenarios y circunstancias que han marcado la existencia, dejando huellas indelebles en nuestra historia personal y en las vidas de los seres que nos acompañan, esa tribu a la que pertenecemos y de cuyas vicisitudes somos parte integrante.
Rubén desde muy joven estableció un activo compromiso con su gente y su circunstancia y sé por experiencia propia que allá, a la distancia en el largo invierno escandinavo, viendo por la ventana el lento descolgarse de la nieve, asoman inevitablemente las imágenes, los recuerdos, los parajes del desierto nortino.
Estas son la memoria y la historia de ciertas regiones del norte de Chile, en especial de Antofagasta y la actividad de ciertas comunidades relacionadas con la extracción minera, el cobre, sitios como Chuquicamata.
Y, como un Marcel Proust, Ruben Aguilera también sale a la búsqueda de un tiempo perdido, recorre paisajes desérticos, calles polvorientas arrasadas por la sequedad y fundamentalmente recuerda a las gentes que pueblan esas callejuelas calcinadas por los rayos del sol
En esta obra, compuesta por cuatro volúmenes se despliega en capítulos autónomos, cada uno con nombre propio como si fueran cuentos, ya que se pueden leer como relatos independientes, que van concatenando la épica de varias vidas en una región desolada pero vital para la historia de este país, Se puede leer como cuentos o relatos independientes pero también como una novela autobiográfica que narra la crónica de una vida.
En los episodios de este volumen que se nos presenta bajo el título de La Terciopelo, en el relato que se nos refiere esta experiencia, aparece una tarántula enorme, de dimensiones casi mitológicas que se introduce por una ventana y que influye en la vida de los personajes al punto que llegan a referirse a ella como La Terciopelo.
Por supuesto ese es solo un detalle anecdótico, en estas páginas y en la vida que nos relata se despliega una forma de ser y estar, una cultura que a ratos nos parece lejana como si sucediera en el desierto de Gobi o en El Sahara y sin embargo sus seres, sus personajes son tremendamente cercanos y familiares al punto que nos
sorprenden. Saludo esta magnifica obra de Ruben Aguilera e invito a su lectura.
Con la presentación de «La Terciopelo», se cierra con maestría la saga de cuatro libros que Rubén Aguilera, escritor radicado en Suecia, ha dedicado a retratar la vida en Chuquicamata.
Esta obra, última pieza de un mosaico literario profundamente arraigado en la memoria y el espíritu del desierto chileno, promete conmover y transportar al lector a través de sus páginas.
Desde la literatura, se hace esta inmersión en los espacios de la memoria, en la identidad con el lenguaje de un autor que, desde tierras lejanas, honra con pasión sus raíces.