El arquitecto Marco Muñoz Ortiz aboga por la construcción de un plan territorial maestro de inversiones que permita combatir la desigualdad con mayor eficacia.
Marco Muñoz Ortiz, arquitecto
Si un plan urbano constituido entre variables a corto, mediano y largo plazo, posee un valor de 10 pesos, basta que el Estado invierta 1 peso de manera estratégica, para que los 9 pesos restantes sean aportados por el mercado. Produciendo así mayor dinamismo económico, confianzas estratégicas, y cumplimiento de objetivos en función de los parámetros determinados por un buen master plan.
Hoy es necesario constituirse como meta, la actualización de nuestros territorios en función de parámetros preestablecidos por inversiones públicas como mínimos obligatorios. Estableciendo un objetivo y aporte de cada territorio con y para el resto de la nación.
Los estereotipos de ciudades de éxito, han dejado a la trastienda a la mayoría de nuestros asentamientos, generando con esto una insatisfacción aspiracional y una mella de derrota por ver en sus entornos los males y prejuicios que conlleva la pobreza. Siendo una excelente oportunidad el constituir un master plan territorial, el cual permitirá una participación versátil de actores económicos, sociales, técnicos y ciudadanos.
La desigualdad que presentan nuestros territorios, es abismante, la cual queda en manifiesto, en cada desastre natural que posee nuestro país, donde sin querer se desvela la realidad de los entornos rurales y la precariedad de algunas provincias. El poco equipamiento, el casi nulo cumplimiento de los estándares de habitabilidad, seguridad y estabilidad, que por norma debiesen tener nuestras viviendas. Sin contar muchas veces con servicios básicos de urbanización. Viviendo la realidad del 1900 en pleno siglo XXI.
La cantidad de realidades que cohabitan en nuestro territorio nacional, es el reflejo de que algo no se está haciendo bien, o simplemente se ha dejado de hacer. Nuestro territorio debe intervenirse para alcanzar estándares de conectividad, inclusión y equidad. Aspectos siempre a considerar en las partidas de un desarrollo urbano sostenible.
Hoy estamos en el momento para que apostemos al futuro con fuerza y construyamos un Chile más equitativo e inclusivo a nivel territorial. Siendo esta una decisión de Estado, el cual debe generar las matrices e incentivos de desarrollo, para que Chile en su conjunto disfrute de las garantías y privilegios de un país en vias de desarrollo.
El contrapeso urbano y de servicios que posee el territorio nacional debe abordarse con políticas públicas en función de un solo objetivo. El bienestar y progreso de todos sus ciudadanos, razón por la cual, es primordial poseer una visión total del territorio y hacer prevalecer estándares mínimos. Y desde ese mínimo obligatorio de inversión pública, dejar claro los parámetros a seguir por la inversión privada.
El proponer un master plan a nivel nacional, viendo las particularidades y posibilidades de desarrollo en función de la totalidad del país, permite que exista una correlación de los distintos asentamientos con y para el resto de la Nación, generando sub sistemas de un sistema mayor. La graduación de objetivos y destino final de cada asentamiento, dejará claro cuáles son las carencias y las futuras intervenciones a realizar. Quedando en manifiesto el aporte e incidencias de las inversiones públicas y las oportunidades que existen para el sector privado.
Debemos abordar, el que queremos, como lo queremos, y que necesitamos para alcanzar esos objetivos. Generando con esto el círculo virtuoso hacia un desarrollo sostenible. Donde el análisis estricto y certero que se haga de las capacidades y vocaciones de los territorios, de como resultado las reglas del juego. Y los actores involucrados en el proceso de inversión, tengan claro dónde y cómo. Si lo estiman conveniente, pueden aportar al desarrollo de un país que crece y se desarrolla con y para todos.
El tener las reglas claras, el poseer un catastro total del territorio y construir su imagen objetivo, permitirá que mas actores ingresen en el proceso económico para constituirnos en un país desarrollado. Ya que al saber las diferentes escalas de intervención, las distintas posibles rentabilidades y las carencias especificas de cada territorio, se producirá una participación versátil y activa. Invitando a nuevos actores económicos a participar, nacionales y extranjeros, pequeños, medianos y grandes. Dejando claro que nuestro país está abierto a la inversión, pero no a una cualquiera, sino a una inversión que aporte al desarrollo de nuestra nación con equidad, inclusión y progreso. Con, para y desde todo el territorio nacional.
* Fotografía. Archivo personal del autor
