Gobernar es educar. Presidente Pedro Aguirre Cerda construyó más de 500 escuelas.
El lema de Pedro Aguirre Cerda, «Gobernar es Educar», era un profundo compromiso con la educación como motor de desarrollo y progreso social.
El debate fue una dura batalla ideológica. Unos veían a la educación como un derecho y un motor de progreso. Otros, los conservadores, la consideraban un privilegio de las elites, temiendo los cambios sociales que su masificación podría generar.
Pedro Aguirre Cerda fue nombrado ministro de Justicia e Instrucción Pública en 1920 y promulgó la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria. Así sentó las bases para su política educativa.
Pedro Aguirre Cerda sumió la presidencia de Chile en 1938 en representación del Frente Popular. El gobierno de Pedro Aguirre Cerda, sextuplicó el número de matrículas. Construyó más de 500 escuelas. Reafirmó su compromiso con un Estado docente y un sistema educativo inclusivo.
La desigualdad y el analfabetismo
A principios del siglo XX, Chile enfrentaba una marcada desigualdad social y una alta tasa de analfabetismo. La Ley de Instrucción Primaria de 1920 buscaba asegurar la gratuidad y obligatoriedad de la educación primaria para todos los niños y niñas, pero su implementación enfrentó desafíos significativos, principalmente por la falta de recursos y la lenta construcción de infraestructura.
A Favor de la Ley
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Igualdad e Inclusión Social: Los defensores del proyecto, principalmente del Partido Radical y otras fuerzas progresistas, sostenían que la educación era un derecho fundamental que permitiría la movilidad social y la integración de las clases populares. Veían en la masificación de la enseñanza la solución a la «cuestión social» (problemas de hacinamiento, pobreza y salud).
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Desarrollo del País: Se argumentaba que un pueblo instruido era fundamental para el desarrollo económico y la industrialización. Para Aguirre Cerda, un país sin educación no podría avanzar hacia un futuro moderno y próspero. La educación era vista como una inversión necesaria para la formación de una fuerza laboral capacitada.
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Formación Cívica: La educación primaria obligatoria también se entendía como una herramienta para formar ciudadanos conscientes y activos, fortaleciendo la democracia y la participación social.
En Contra
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Elites Conservadoras: Algunos sectores de las elites conservadoras y de la oligarquía se oponían al proyecto. Sus argumentos, en ocasiones, reflejaban un temor a que la educación masiva «insolentara» a las clases más bajas, llevando a una pérdida de mano de obra para el servicio doméstico y el trabajo rural. Frases como «¿Educación para qué? ¿Para qué los rotos se insolenten?» evidenciaban esta postura.